movilidad eléctrica
Olga García, Consejera para la Transición Ecológica y Sostenibilidad: “Hay más de 80 proyectos fotovoltaicos en tramitación por una potencia total que supera los 5.000 MW”
Entrevista con
Olga García
Consejera para la Transición Ecológica y Sostenibilidad
Extremadura está siendo una de las comunidades más activas por número de proyectos fotovoltaicos en construcción y en tramitación ¿estamos ante una nueva revolución renovable en Extremadura sobre todo con el cierre pactado por sus accionistas de la Central de Almaraz en el futuro?
Sin duda, estamos viviendo un momento muy especial para las energías renovables en Extremadura. Tenemos el potencial suficiente para convertirnos en una referencia nacional e internacional en el sector y así lo están considerando las empresas que apuestan claramente por invertir en nuestra región.
Nuestro objetivo es que Extremadura lidere el proceso de implantación de las energías renovables en España y contribuir de forma destacada a que el país alcance las metas fijadas para la transición energética.
En este momento, solo en la tecnología solar fotovoltaica, se contabilizan proyectos con viabilidad para conectar a las redes por una potencia total de aproximadamente 8.000 MW. Hay más de 80 proyectos en tramitación por una potencia total que supera los 5.000 MW, algunos de los cuales cuentan ya con todas las autorizaciones. Más de 1.300 MW se encuentran ya en construcción, y esperamos que otros tantos empiecen las obras a lo largo de este mismo año.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima prevé 57.000 MW de potencia renovable adicional en 2030 sobre 2020. Nuestro objetivo es que en 2030 Extremadura llegue a albergar el 20% de las inversiones asociadas a ese objetivo, lo que significaría multiplicar por ocho el parque generador actual. Este objetivo, que consideramos factible, figurará en el Plan Extremeño Integrado de Energía y Clima, que estamos elaborando, y del que dispondremos a mediados de 2020.
El fomento del autoconsumo es muy importante para una región como Extremadura con gran población rural y por el gran peso de pymes ¿Es un área prioritaria para la nueva Consejería?
Absolutamente. El autoconsumo representa una gran oportunidad para Extremadura, para nuestro desarrollo energético y socioeconómico a corto y medio plazo. El autoconsumo ya es una opción viable y rentable. Representa ahorro y sostenibilidad. Y en Extremadura tenemos la voluntad de que en los próximos años tengamos un papel determinante y represente una realidad cotidiana en hogares, empresas e instituciones. Para ello, ya disponemos de líneas de ayuda que están teniendo una muy buena acogida y que van a tener continuidad en próximos ejercicios.
De forma complementaria vamos a trabajar con otras instituciones y con el propio sector para dinamizar el avance del autoconsumo en la región con base en el fomento de actuaciones coordinadas en ámbitos como la cualificación, la divulgación o la tramitación administrativa, con el objetivo de que el autoconsumo se convierta en un pilar esencial del nuevo modelo energético extremeño.
La movilidad eléctrica es otro de los vectores claves en el futuro ¿Resulta más complicado impulsarla en una comunidad muy extensa y con pocos habitantes por kilómetro cuadrado como Extremadura?
La extensión geográfica y la dispersión poblacional son factores que pueden condicionar pero desde la Junta de Extremadura estamos comprometidos con una implantación acelerada del uso del vehículo eléctrico en la región. Para ello, estamos impulsando, por ejemplo, la realización de planes de movilidad urbana sostenible en municipios o agrupaciones de municipios. Es una de las medidas incluidas en nuestra Estrategia regional para el impulso del vehículo eléctrico 2018-2030 que ya está en pleno desarrollo.
Queremos conseguir que el 10% de los nuevos vehículos matriculados en la región sean eléctricos y que se desarrolle el sector económico asociado a estos vehículos mediante la formación de profesionales, el desarrollo de nuevos proyectos empresariales y el fomento de proyectos de I+D+i sobre eficiencia energética en la movilidad y transporte sostenible.
A partir de septiembre vamos a movilizar un volumen importante de ayudas que impulsarán el uso y la adquisición de este tipo de vehículos por parte de los potenciales usuarios extremeños. Y en paralelo promovemos un amplio despliegue de una red de infraestructura de recarga interoperable que facilitará la movilidad de los vehículos eléctricos por la región y para la que contamos con la valiosa colaboración de otras administraciones provinciales y locales, además de empresas privadas. Todas ellas van a contribuir de forma relevante a la penetración del vehículo eléctrico en Extremadura en los próximos años.
En torno a los nuevos proyectos eólicos han surgido distintas plataformas en Montánchez y Sierra de Gata que critican su impacto ambiental en zonas turísticas y, sobre todo, que crean poco empleo ¿Tiene mucho recorrido la eólica aún en la región?
Los condicionantes de la energía eólica son conocidos por todos desde hace tiempo. Resulta evidente que en Extremadura hay otras tecnologías renovables con un potencial mucho mayor, mientras que el de la energía eólica está más limitado y se circunscribe a determinadas zonas geográficas. A partir de ahí, las empresas que han estado interesadas en la generación de este tipo de energía renovable han planteado sus proyectos. Algunos parques eólicos, como el del Merengue en Plasencia, ya son una realidad. Otros siguen siendo proyectos que deben cumplir todos los procedimientos administrativos establecidos para su instalación.
La Junta de Extremadura es garante de que se respeta la legalidad en todo momento, en todos los ámbitos, incluido el medioambiental, y para todos los posibles interesados y afectados. No hay ni habrá atajos legales y, en ningún caso, se podrá alegar indefensión. En todos los proyectos de energías renovables, incluidos los eólicos, estamos aplicando una política de transparencia y de cumplimiento estricto de la normativa vigente.
Para una región eminentemente rural y con importante aprovechamiento agrario y forestal ¿qué importancia debe tener la biomasa?
En Extremadura disponemos de un gran potencial de biomasa procedente del importante número de cultivos agrícolas. Además, el 68% de la superficie regional es forestal con lo que existe una extensa producción añadida de biomasa forestal residual de montes y dehesa. De ese potencial sólo el 10% es aprovechado.
Resulta evidente que tenemos en la biomasa un yacimiento latente de generación de energía renovable que debe ser explotado al tratarse de un producto con salida en el mercado, que contribuye a la protección del medio ambiente, que genera empleo y favorece un efecto dinamizador de la economía rural.
Estamos incidiendo en el fomento de la oferta, para lo que hemos puesto en marcha una línea específica de ayudas para potenciar la creación de nuevas plantas industriales dedicadas a la fabricación de biocombustibles sólidos a partir de biomasa forestal y de residuos agrícolas, incluidos los pellets y el carbón vegetal. Ya tenemos encima de la mesa varios proyectos empresariales que pueden ser una realidad en pocos meses. Y, por otro lado, por el de la demanda, venimos desde hace años promoviendo y subvencionando la inversión en calderas que utilizan la biomasa como combustible. Dentro del nuevo modelo de desarrollo sostenible de Extremadura, que tiene en la economía circular uno de sus cimientos, la biomasa figura como un ámbito primordial y así la estamos tratando.
Pedro Fresco, especialista en el mercado eléctrico: “La combinación de autoconsumo y almacenamiento va a alterar la relación entre la red eléctrica y el consumidor”
Entrevista con
Pedro Fresco
Autor de “El futuro de la energía en 100 preguntas”
Pedro Fresco, especialista en el mercado eléctrico y gasista y experto de la Universidad Internacional de Valencia, ha presentado recientemente su libro “El futuro de la energía en 100 preguntas”.
¿Hacia dónde va a cambiar el mundo energético en los próximos años según tu libro «El futuro de la energía en 100 preguntas«?
En el libro sostengo que hay tres idea clave que van a marcar el futuro de la energía. La primera es que la energía del futuro será renovable, pasando de un modelo de energías con base fósil a un modelo basado en las energías alternativas. La segunda idea es que el futuro es eléctrico, es decir, iremos hacia una sustitución de combustibles por electricidad, electrificando el transporte, la climatización, etc. Y, finalmente, la tercera idea clave es que el futuro de la energía será descentralizado, yendo a un modelo en el que no serán sólo las grandes centrales las que generarán la energía sino que también lo haremos nosotros mismos, convirtiéndonos en prosumidores.
Hasta no hace mucho las empresas eléctricas eran las grandes protagonistas del sector. ¿Ahora también lo son los propios clientes que puede convertirse en sus propios productores?
Efectivamente, esa es una de las claves del futuro. No es que las grandes centrales o los grandes generadores vayan a desaparecer, van a seguir existiendo porque el sistema eléctrico y ciertas actividades los necesitan, pero progresivamente iremos sustituyendo parte de esa generación centralizada por una descentralizada, propia. Y esto es algo que va a suceder en el consumidor doméstico pero también en el sector servicios o las empresas industriales.
¿Hasta qué punto el autoconsumo y la posibilidad del almacenamiento de energía con baterías va a cambiar el mundo energético?
Va a cambiarlo radicalmente. El almacenamiento, a nivel de grandes centrales o de sistema eléctrico, es lo que nos va a permitir prescindir progresivamente de las centrales térmicas e ir hacia un sistema eléctrico 100% renovable. Pero, además, la combinación de autoconsumo y almacenamiento a nivel de consumidor final va a alterar la naturaleza de la relación entre la red eléctrica y el consumidor.
Con sistemas de autoconsumo y almacenamiento económicamente competitivos, la mayoría de consumidores finales van a poder ser casi autosuficientes o, incluso, muchos podrán plantearse desconectarse de la red eléctrica, sobre todo una vez tengamos “baterías móviles” que serán nuestros vehículos eléctricos. La red ofrecerá ventajas, como vender o compartir la energía producida, pero habrá quién no las necesite. Cómo se ajustará todo es aún incierto, pero lo que es seguro es que en un par de décadas será muy distinto.
¿La movilidad eléctrica total, con el fin de los combustibles fósiles en la automoción en algunas décadas, qué necesita para ser viable?
Viable técnicamente ya es a nivel de vehículo particular, transporte de mercancías ligeras o transporte público urbano. En otros ámbitos, como la aviación, el transporte marítimo o el transporte internacional por carretera, todavía no lo es. El campo que me parece más complicado es la aviación, donde probablemente habrá que optar por alternativas como el hidrógeno, que en cualquier caso también sería renovable.
En todo caso, el campo de la movilidad eléctrica está evolucionando muy rápidamente. Cada año los nuevos modelos tienen más autonomía y las baterías son más baratas, y esa tendencia continuará en el futuro. En muy pocos años, los utilitarios eléctricos serán más competitivos que los vehículos de combustión gracias a sus menores costes variables y de mantenimiento. En cuanto eliminemos la frontera psicológica de la autonomía, que superaremos con una infraestructura de recargas rápidas adecuada, la revolución del vehículo eléctrico será imparable.
El coste energético es clave para muchos pequeños negocios (pymes, cooperativas, comercios, hostelería…). ¿Puede bajar sensiblemente en los próximos años el precio de la energía? ¿De qué dependerá más?
Hoy en día las energías renovables más maduras, la eólica y la solar fotovoltaica, son las energías que pueden generar electricidad a precio más bajo, así que su progresiva implantación debería hacer bajar el precio de la electricidad. Sin embargo, estas energías tienen un hándicap, que son intermitentes, y por tanto a partir de cierto grado de implantación será necesario complementarlas con almacenamiento u otras renovables no intermitentes que pueden ser más caras. Como aún no hemos llegado a ese punto no sabemos si en ese momento el precio de esas renovables y de ese almacenamiento encarecerá el recibo. Yo soy optimista y creo que en menos de una década tendremos sistemas de almacenamiento combinados con energías intermitentes que serán más baratos que cualquier alternativa fósil.
Eso es para la electricidad, sin embargo para el resto de energías (gas natural, gasóleo, gasolina, etc.) la tendencia será al encarecimiento. La lucha contra el cambio climático va a obligar a desincentivar su uso, algo que probablemente vendrá mediante su incremento de precio vía impuestos. Ya hay algunas propuestas en ese sentido, que pretenden aumentar la imposición sobre los combustibles y bajarla sobre la electricidad, para facilitar esa electrificación.
En todo caso quiero dejar un mensaje optimista. La posibilidad de autogenerar nuestra propia energía a precios cada vez más baratos nos va a permitir reducir nuestros costes energéticos. Una gestión cada vez más inteligente de la energía, las mejoras en la eficiencia energética y la nueva realidad a la que nos llevará ser prosumidores también operarán en nuestro interés. Si nos movemos con los tiempos, este nuevo paradigma será positivo para las empresas y abrirá muchas oportunidades de negocio que hoy ni siquiera somos capaces de vislumbrar.
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