biocarburantes
La planta de Green Fuel en Los Santos de Maimona quiere vender su biodiésel a las grandes petroleras como Repsol y Cepsa
A la planta de biocarburantes de Greenfuel Extremadura S.A. en Los Santos de Maimona se le queda corta su capacidad actual de producción. La planta tiene en estos momentos autorización administrativa para producir biodiésel con una capacidad de 110.000 tn/año, partiendo de aceites vegetales (girasol, colza, soja), así como de aceites usados de cocina (UCO) y otras materias primas con alto contenido en ácidos grasos. Pero no llega a poder entrar en el circuito de las grandes petroleras como Repsol y Cepsa, clave para el futuro.
Sus propietarios han solicitado a la Junta de Extremadura que le permitan usar otro tipo de aceites de segunda generación, no solo los usados en cocina. Serían residuos o subproductos que quedan del refinado del aceite nuevo, que no tienen porque provenir de frituras ni aceites usados. Y con ello, poder llegar en poco tiempo a una producción de unas 100.000 toneladas. Con una inversión prevista cercana a los tres millones de euros, sobre todo para su unidad de esterificación, en su punto de mira está a las grandes petroleras para sus mezclas con carburantes convencionales en gasolineras.
Desde sus comienzos en el 2009, ya con la crisis a pleno galope, la planta de Los Santos de Maimona no ha tenido un camino sencillo, con concurso de acreedores incluido del que logró salir y dejar atrás el fantasma de lo ocurrido con el fiasco de la planta de biocarburantes de Valdetorres, que acabó en chatarra.
Actualmente, la producción de la planta de Greefuel Extremadura en Los Santos de Maimona se destina básicamente a la exportación, con mayores costes logísticos, vía puerto.
Un juzgado de Badajoz acuerda la liquidación de Bioenergética Extremeña 2020, la promotora de la planta de biodiesel de Valdetorres
La historia de Bioenergética Extremeña 2020 S.L., la sociedad promotora de una de las mayores plantas de biodiesel de España situada en la localidad pacense de Valdetorres llega a su fin. El juzgado número de 6 de Badajoz, con el juez Miguel Ángel Navarro al frente, ha ordenado la disolución judicial de dicha sociedad entrando en fase de liquidación.
Atrás quedan varios años de una errática y convulsa gestión, con millones de euros reclamadas a sus promotores y gestores tanto por parte de la Agencia Tributaria como por entidades financieras y empresas subcontratistas.
La presidencia de la compañía la ostenta la empresa norteamericana Globen Energy Services S.L. y la vicepresidencia, Fuel Streamers Servicies. Esa última, con sede en Houston, se hizo cargo de la planta pacense en un último intento por salvarla a comienzos del 2013 a través de una filial radicada en Barcelona denominada Pomisu XXI.
El responsable de la empresa norteamericana era Philip Rivkin, un viejo conocido de la Agencia Medioambiental de Estados Unidos por diferentes delitos en el negocio de los contratos de biocarburantes en el mercado norteamericano, que tras dos años en busca y captura internacional fue entregado a la Justicia el pasado año. Como consejero figuraba la sociedad de capital riesgo Catalana D’iniciatives.
Tras dos años de construcción y cerca de 80 millones de inversión, la planta comenzó a operar en el año 2008, justo antes del estallido de la crisis económica. La planta de Valdetorres estaba proyectada para una producción máxima de 275.000 toneladas anuales, que nunca llegó a alcanzar ni de lejos.
Uno de los mayores frentes judiciales abiertos contra los promotores de la planta es la que sigue la empresa Mancobra S.A., encargada de gran parte de la construcción de la planta tras ser subcontratada por el grupo austriaco CMB, y que reclama 2,3 millones de euros. En marzo del 2014, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, le ha dado la razón.
Las cooperativas agrarias piden en Bruselas que al menos el 8% de los combustibles en 2020 procedan de cultivos herbáceos
La organización europea que agrupa a las cooperativas y organizaciones agrarias –Copa-Cogeca-, entre ellas también las españolas, ha remitido una carta a todos los eurodiputados destacando el éxito que han tenido los biocombustibles procedentes de cultivos herbáceos a la hora de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa. Dicha carta cuenta con el respaldo de las empresas europeas de biocombustibles.
La organización de cooperativas y organizaciones agrarias quiere que se garantice que, al menos un 8% de los combustibles para el transporte, provengan de biocombustibles procedentes de cultivos herbáceos de aquí a 2020, cuando deban adoptar la legislación relativa a la futura política de los biocombustibles.
“Cualquier tipo de recorte en los objetivos para promover el uso de biocombustibles procedentes de los cultivos herbáceos iría en detrimento del crecimiento y el empleo, los objetivos climáticos y energéticos y el suministro de pienso», asegura secretario general del Copa-Cogeca, Pekka Pesonen.
Según el Copa-Cogeca, es preciso contar con una política de descarbonización estable y específica para apoyar los biocombustibles más allá de 2020, incluidos los biocombustibles sostenibles certificados elaborados a partir de cultivos herbáceos. Esta política tendría gran importancia para permitir inversiones y para fomentar el desarrollo empresarial del sector, de forma paralela a los biocombustibles convencionales a base de cultivos herbáceos.
En Extremadura actualmente sólo hay una planta de biocarburantes en funcionamiento, la de Green Fuel Extremadura, en la localidad pacense de Los Santos de Maimona, que finalmente pudo comenzar su actividad tras varios años parada desde su inauguración.
La otra planta, la de Bioenergética Extremeña, en Valdetorres (Badajoz), finalmente se disolvió tras una caótica gestión y oscuros cambios accionariales que han sido juzgados en los tribunales.
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