entorno medioambiental

Gas Natural Fenosa y GREFA convierten casetas de transformadores eléctricos en desuso en puntos de biodiversidad

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Gas Natural Fenosa y el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) han firmado un convenio para rehabilitar antiguas casetas de transformadores eléctricos fuera de funcionamiento y convertirlas en puntos de biodiversidad, favoreciendo la recuperación de especies protegidas.

Tres de estas construcciones en desuso han sido adecuadas recientemente para facilitar que se reproduzca y se refugie en ellas fauna salvaje como por ejemplo lechuzas, mochuelos, chovas piquirrojas y diversas especies de murciélagos.

Las tres casetas de transformadores en las que se ha actuado se hallan en los términos municipales de Uña y Villalba de la Sierra (Cuenca) y Navas de Riofrío (Segovia) y en cada una de ellas se han instalado unos veinte nidales para aves y refugios para murciélagos. El investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (perteneciente al CSIC), Guillermo Blanco, actúa como asesor científico del proyecto.

Las edificaciones fuera de uso existentes en zonas de hábitats naturales, seminaturales e incluso habitados por el hombre abren magníficas posibilidades para crear puntos de biodiversidad. “Así lo estamos haciendo desde hace años en los silos agrícolas para crear colonias de cernícalo primilla, un pequeño halcón migrador amenazado, y hemos empezado a hacerlo ahora para otras muchas especies en las casetas de transformadores, gracias a la colaboración de Gas Natural Fenosa“, indica Fernando Garcés, secretario general de GREFA.

El proyecto nace de la observación por parte de los naturalistas de GREFA de que ciertas especies utilizaban ya espontáneamente las casetas de transformadores en desuso como hábitat de cría y refugio. “El objetivo del proyecto es facilitar este proceso de modo que cada año se rehabiliten para la fauna varias casetas, de modo que podamos así tejer en el territorio toda una red de puntos de biodiversidad”, explica Garcés.

La feria extremeña Iber-Foresta 2016 se olvida de la biomasa forestal en sus jornadas técnicas

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bosque

Los pasados días 21, 22 y 23 de abril se han celebrado en Plasencia, en el recinto ferial El Berrocal, la segunda edición de la Feria Iber-Foresta, organizada por EXTREFOR, la Asociación Extremeña de Empresas de Obras y Servicios Forestales y Medioambientales. La idea de los organizadoras, que han contado con la colaboración de la Junta de Extremadura y de programas europeos transfronterizos, es la de situar al evento como uno de los más importantes del sector forestal a nivel español. Y para ello se diseñaron distintas mesas de ponencias y debate que abarcaron cinco grandes áreas.

Y curiosamente, pese a tratarse de un sector en auge en Extremadura y tener gran potencial como la biomasa de origen forestal, ninguna de las áreas trababa sobre ella. La primera advertía del peligro que supone para el medioambiente extremeño las especies invasoras; el segundo, ponía de actualidad todo lo relativo al cambio climático; el tercero se centraba en la importante lucha contra incendios como clave en la preservación del medio rural extremeño; la cuarta analizaba las nuevas tecnologías y su aplicación al sector forestal y medioambiental, como el uso de drones; mientras la última de las mesas se centraba en la micología, el turismo y las actividades de la naturaleza.

Ninguna de ellas  estaba encabezada o protagonizada por la biomasa forestal, tan importante para el futuro de los bosques y la dehesa extremeña, ni contaba con la aportación de expertos en la materia, como si ha ocurrido con la presencia de expertos de la Junta de Extremadura, la Universidad de Évora, Cicytex, Trgsatec, Junta de Andalucía, Plan INFOEX o la Confederación Hidrográfica del Guadiana en las otras áreas analizadas.

La feria también ha contado con una zona de exposición de maquinaria forestal con la participación de empresas del sector, así como distintas actividades lúdicas y prácticas para concienciar a los visitantes de la importante de los bosques y el medio ambiente natural.

Una Jornada analizó en Mérida las tecnologías para la captura y transporte de CO2, del que los bosques extremeños absorben 1,2 millones de toneladas al año

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emisiones

El pasado 12 de abril tuvo lugar en Mérida la Jornada promovida por la Plataforma Tecnológica Española del CO2 (PTECo2) en la que desatacados expertos dieron a conocer  las oportunidades de las tecnologías de captura, transporte, almacenamiento y usos del CO2, conocidas como tecnologías CAC.

La Jornada fue inaugurada por Javier Alonso Martínez, Presidente de la PTECo2. Las tecnologías CAC  surgen de un consenso internacional científico y de desarrollo tecnológico promovido por gobiernos e industrias de los países más avanzados como una necesidad para mitigar el cambio climático y como una oportunidad para la industria.

Pero también, están avaladas por informes como los de la Agencia Internacional de la Energía, que predice un escenario de crecimiento de la demanda energética y de necesario desarrollo tecnológico a corto y medio plazo en todo el mundo que hace que no se pueda renunciar a las fuentes energéticas actuales. La aportación de las tecnologías CAC  se estiman entre un 20-30% de la reducción necesaria de emisiones de CO2 globales.

Y los últimos datos conocidos sobre las emisiones en España no han sido buenas, al crecer en torno al 4% en 2015 frente al año anterior según el Informe Cambio Climático en España: evidencias, emisiones y políticas elaboradora por el Observatorio de la Sostenibilidad. La quema de carbón de importación en las centrales de ciclo combinado han resultado claves en este aumento.

La Comunidad extremeña, junto a La Rioja, son las dos regiones españoles que menos emisiones realizan de CO2 a la atmósfera, en gran parte por no disponer de centrales de ciclo combinado pero también por su menor industrialización. Además, desde la administración regional siempre se ha reclamado a la administración del Estado compensaciones por actuar como “sumidero de emisiones de dióxido de carbono” gracias a los 2,8 millones de hectáreas de  masa forestal con que cuenta con región. Estos bosques absorben en torno a 1,2 millones de toneladas de CO2 netas al año.