Extremadura prevé instalar 11.060 Mw de generación renovable y 800 Mw de almacenamiento en la próxima década
El Plan Extremeño Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PEiEC presentado a mediados del mes de julio por la Consejería de Transición Ecológica y Sostenibilidad marca las líneas maestras de lo que debe ser el modelo energético extremeño en las dos próximas décadas. Un modelo marcado por el cierre previsto de los dos reactores de la Central Nuclear de Almaraz –con 2.017 Mw de potencia– que se verán compensados por otras energías renovables, especialmente la fotovoltaica pro también la termosolar y la hidráulica.
La evolución esperada en el Plan Extremeño para la energía fotovoltaica es exponencial, a ritmos medios de 1.000 Mw de potencia nuevos por año. Así de los 2.569 Mw con los que se cuenta en la actualidad en la región se prevé pasar a los 6.000 Mw en el 2025 y a los 10.000 Mw en el 2030. Otro de los puntos clave en el Plan Extremeño es el crecimiento de la tecnología termosolar, que lleva muchos años con el mismo número de plantas operativas y una producción constante. Según el PEiEC, los sistemas de almacenamiento térmico en plantas de generación termoeléctrica (tanto en la construcción de 7 plantas nuevas y en ampliaciones/actualizaciones en 6 plantas) permitirá pasar de los 849 Mw actuales a los 2.349 Mw en el 2030.
Para alcanzar las previsiones del Plan en el 2030, también será muy importante la aportación del denominado bombeo hidráulico, para aprovechar mejor el gran potencial hidroeléctrico de la región. Así el PEiEC se marca un objetivo de 9,5 GW en 2030, donde 2.687 MW serán de tipo mixto y 6.837 Mw de tipo puro. La inversión prevista de 1.400 millones destinada al bombeo hidráulico y al almacenamiento térmico generará un impacto positivo sobre el PIB de Extremadura de 626 millones de euros (sumando los efectos directos, indirectos e inducidos acumulados a lo largo de la vigencia del Plan), de los cuales el 44% son salarios.
Eólica
En el caso de la energía de origen eólica, las previsiones apuntan a alcanzar los 700 Mw de potencia instalada en el año 2030, cuando en la actualidad solo está en funcionamiento desde febrero de 2019 el parque de la Sierra del Merengue en Plasencia con 40 Mw, gestionado por Naturgy. Esta es la energía renovable a la que está costando más arrancar en la región por diferentes motivos, entre ellos una mayor oposición vecinal y rentabilidades más ajustadas que en el caso de la solar.
Actualmente Naturgy avanza en su nuevo parque eólico contiguo al de Plasencia, mientras que otros proyectos llevan en tramitación administrativa más de año y medio como es el caso de los presentados por la empresa Instituto de Energías Renovables, cuyo accionista mayoritario es la empresa Parcesa de Madrid y el fondo Black Toro, en la zona de Montánchez, Robledillo de Montánchez, Ibahernando y Zarza de Montánchez, así como en Robledillo de Gata y Pinofranqueado de 130 Mw de potencia y 45 aerogeneradores. El proyecto salió a información pública en septiembre de 2019 y recibió numerosas alegaciones por parte de vecinos de los pueblos donde se pretenden instalar, sin que haya obtenido hasta la fecha la autorización ambiental. Iberdrola ha presentado también recientemente su proyecto para construir 36 aerogeneradores en la zona de Madroñera, Garciaz y Conquista.
Por su parte, la generación eléctrica con biomasa también debe experimentar un destacado aumento según el Plan extremeño, al pasar de los 35 Mw instalados actuales (Acciona en Miajadas y Ence en Mérida) a los 231 Mw. Actualmente Acciona tiene en tramitación administrativa su segunda planta de biomasa en la región en la localidad de Logrosán, mientras que hay en marcha diferentes proyectos de biomasa forestal en otros puntos de la región.
La tecnología que tampoco acaba de despertar interés en la región, pese a su gran potencia en el tema de residuos agroalimentarios, en el del biogás, al que el Plan solo otorga 5 Mw de cara al 2030.