El autoconsumo en las industrias ya se nota en la relación entre el crecimiento del PIB español y su consumo energético
Hasta hace no muchos años se creía que la relación entre el crecimiento del producto interior bruto de un país y el crecimiento de su consumo energético tenía una relación directa, sin más matices. Lo ocurrido primero durante los años más duros de la pandemia del Covid, pero sobre todo con la puesta en marcha por parte de sectores intensivos en consumo energético de prácticas de autoconsumo y de eficiencia energética han roto esta relación tan estrecha.
Según los últimos informes de Red Eléctrica sobre el comportamiento de la demanda eléctrica en el mercado español, la evolución de la elasticidad entre la demanda eléctrica y el PIB mantiene una tasa de relación baja, tal y como viene mostrando en los últimos años: elasticidad de 0,1 en el período 2017-2021. Es decir, en los últimos años se aprecia una práctica ausencia de relación entre estas variables, tal y como se viene poniendo de manifiesto tras la recuperación económica que se produjo tras la crisis de 2009.
2021, el menor ascenso de la demanda registrado en comparación con el ascenso del PIB, vendría explicado, tal y como se viene observando, por esta menor sensibilidad de la demanda eléctrica a la variación de la actividad que, en el caso particular de ese año vendría dado por la confluencia ciertos efectos estructurales que son los que se vienen apuntando hace tiempo en cuanto al desacople entre la demanda eléctrica y el PIB, y que a efectos meramente enumerativos serían:
-Cambios en la estructura productiva del país, con una mayor participación en el PIB de sectores en los que su aportación al PIB es mucho más elevada que la energía eléctrica necesaria para realizarla.
-Situaciones particulares de algunos sectores muy intensivos en el uso de la energía eléctrica.
-La penetración del autoconsumo en industrias, actividades de servicios y hogares que estarían detrayendo demanda al conjunto del sistema eléctrico.
-Mejoras en la eficiencia eléctrica de los agentes económicos y de las familias.
En cambio, otro factor que ha ganado protagonismo acelerado en el caso de la demanda eléctrica de los distintos territorios y comunidades autónomas ha sido el de las temperaturas y el cambio climático. Desde el punto de vista de la influencia de las temperaturas sobre la demanda, en los últimos años comparados con la media histórica, muestran temperaturas más calurosas en verano y más suaves en invierno. Los grados día con efecto frío son menores en un más de un 6% a los valores medios y los grados día con efecto calor han sido superiores en un 15% a los valores medios del período considerado. En varios de los últimos años se han llegado a tener hasta un 21,0% de los días con temperaturas muy superiores a la temperatura media histórica, lo que tiene un impacto directo sobre el gasto energético de familias, comercio, empresas e industrias. Y especialmente sobre algunos sectores claves para el consumo energético como el de servicios o turismo.