Extremadura no aprovecha los 160.000 toneladas de restos de poda que puede generar su viñedo para biomasa
Cada vez más restos de poda tanto forestal como agrícola se utilizan para la elaboración de biomasa, un mercado al alza tanto en consumo como en precios impulsado por los altos precios de la electricidad convencional. A nivel estatal, comunidades como Castilla-La Mancha y Galicia han adoptado a través de programas comunitarios o de empresas privadas diferentes acciones para crecer en biomasa de viñedo.
En el caso de Castilla-La Mancha, la comunidad que produce más del 40% del vino español, la empresa Magnon Green Energy, filial de energías renovables del Grupo Ence, valorizó en el año 2022 más de 80.000 toneladas de restos vitivinícolas gracias al Proyecto Sarmiento. Lo que supone un 52% más de lo que hizo el año anterior, ante el interés de viticultores privados y cooperativas por incorporarse a la iniciativa. Durante el pasado año, Magnon colaboró con 33 empresas, que trabajaron en casi 90 municipios castellanomanchegos.
En el caso de Extremadura, existe alguna iniciativa aislada en la zona de Tierra de Barros, principal productora extremeña de vino y en extensión de viñedo, pero no a la escala en que se está desarrollando en Castilla-La Mancha. Los números hablan claro del gran potencial que tendría la gestión de los restos de poda de viñedo en la región extremeña si tenemos en cuenta sus casi 82.000 hectáreas de viñedo. Considerando que una ha de viñedo genera 3 tn de restos de poda en estado verde, de las que se podrían obtener alrededor de 2 tn de biomasa, el potencial anual de producción de restos de poda superaría las 160.000 toneladas. Esta producción equivaldría energéticamente a unos 35.000 TEP (Toneladas Equivalentes de Petróleo): de Petróleo)
Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la biomasa agrícola es el de su logística en la cadena de suministro. Un proyecto europeo transfronterizo impulsado por varios municipios gallegos y portugueses ha dado con las algunas de las claves de este problema. “Como prácticas habituales, podemos encontrar diferentes formas de gestión de los restos de poda: desde su trituración en superficie o incorporándolos al suelo mediante laboreo, a su retirada de la parcela por medios manuales o mecanizados para su posterior quema. En cualquiera de ellas, la gestión de los restos de poda supone un alto costo para el viticultor o la bodega, simplemente para su eliminación, sin realizar ningún aprovechamiento”.
El proyecto Biomasa-AP realizó diversas pruebas de recolección mecanizada de los restos de poda con maquinaria equipada con dos tecnologías diferentes de recolección y triturado. El objetivo fue evaluar su viabilidad técnica y económica para las bodegas y viticultores de la eurorregión. Los diferentes equipos testeados se basan en un primer rodillo cargador de púas que va recogiendo los sarmientos del suelo y los introduce en una cámara donde el material es triturado. El material triturado se acumula en un depósito para su transporte y descarga en la zona de acopio. La principal diferencia entre los equipos probados son los diferentes sistemas de trituración: mientras uno de ellos dispone de martillos libres, el otro tiene un sistema de dientes fijos y contracuchillas.