Luis Crespo (Protermosolar): “Si se comparan peras con peras y no con manzanas la termosolar es hoy en día más barata que la fotovoltaica”
Entrevista con
Luis Crespo
Presidente de Protermosolar y de ESTELA
El sector renovable de fotovoltaica y eólica tras las subastas ministeriales parece que vuelve a coger impulso ¿para cuándo le tocará el turno a la termosolar?
Efectivamente, a la vista de las pocas expectativas de cumplimiento de las obligaciones de nuestro país en relación a los objetivos con la UE en el año 2020, el gobierno anterior, tras una primera subasta de dudosa materialización, sacó otra que, aunque se publicitaba como tecnológicamente neutra estaba claramente dirigida a favorecer a la energía eólica, como así finalmente resultó. Ante las críticas y recursos interpuestos y dado que dicha subasta no había requerido costes adicionales al sistema, sacó una nueva en la que la fotovoltaica tuvo todas las papeletas para resultar mayoritariamente adjudicataria.
El criterio para dichas subastas fue claramente el cumplir con los compromisos de Bruselas sin coste para el sistema eléctrico, con una gran improvisación, sin tener en cuenta ni criterios de distribución geográfica ni las dificultades, incluso logísticas, para su instalación. No se estudiaron que tipo de tecnologías se necesitaban realmente ante la progresiva retirada de las centrales convencionales. Tampoco parece que se analizara el impacto en la retribución de proyectos anteriores ni en todo el parque generador asociado a la deflación de precios que los casi 9000 MW iban a ocasionar. Además, dado que estas nuevas instalaciones se retribuirán a precio de pool cabe la gran duda de a cuanto caerá este cuando se incorporen nueva potencia con la misma tecnología a las horas en que estarán todas inflexiblemente operando, lo que introducirá muchas dudas en los planes de negocio y dificultará su financiación.
Las subastas en las que el coste de generación es el único criterio, dejan fuera a tecnologías gestionables como la termosolar y la biomasa. Sólo subastas competitivas, pero específicas por tecnologías o por perfil de despacho, pueden servir para incorporar al sistema las nuevas unidades de generación que se necesitarán cuando el respaldo de las actuales centrales, nucleares, de carbón, e incluso de gas, se vayan cerrando como consecuencia de decisiones políticas o de obsolescencia de las mismas.
En regiones como Extremadura hay varios proyectos de gran escala, en inversión y potencia en MW, fotovoltaicos fuera de prima ¿sería posible proyectos de este tipo con termosolar?
Las termosolares ofrecen un producto con mucho más valor para el sistema que otras tecnologías que solo generan cuando se dispone del recurso, es decir, cuando el viento sopla o el sol brilla. Por eso es una contracción en términos pensar que tecnologías diferentes, con mas inversiones y costes operativos que otras, podrán competir en un mercado que solo considera el coste de generación.
Sin embargo, las centrales termosolares si pueden hoy competir contra cualquier tecnología, renovable o convencional, si lo que se comparara fuera el suministro desde la puesta del sol hasta la salida al día siguiente, ya que estas centrales pueden desacoplar, sin pérdida de rendimiento, la recogida de la energía, almacenándola en los tanques térmicos, para producir electricidad, cuando el sistema lo demande. Esta estrategia de generación es la más racional en el futuro como lo demuestra el informe presentado por Protermosolar y resultará imprescindible a medida que se incremente la potencia instalada fotovoltaica. De otra forma, seguiría siendo suministrado por combustibles fósiles con grandes emisiones y a un coste mayor.
Aunque pueda parecer sorprendente para los lectores se puede afirmar rotundamente que la termosolar es hoy en día más barata que la fotovoltaica. Esto es así si se comparan peras con peras y no con manzanas. La termosolar ofrece en estos momentos costes de generación más económicos para sistemas con 9 horas de almacenamiento que la fotovoltaica con baterías e incluso que una nueva central de ciclo combinado.
Ese tipo de servicio no es objeto, en estos momentos, de una situación de libre competencia y debería ser sacado a concurso para nuevas instalaciones teniendo en cuenta la progresiva retirada de las centrales convencionales actuales.
¿Hay inversores actualmente interesados y con financiación que estarían dispuestos a abrir centrales termosolares en Extremadura y en otras regiones?
El interés de los inversores depende de lo atractivo que resulten los planes de negocio. Por ello, la venta de su producto, en este caso de la electricidad generada, tiene que tener un marco claro y estable. En el momento actual, dicha venta de la electricidad generada por las futuras centrales termosolares podría tener dos destinos diferenciados en marcos en los que sí podría cumplirse la premisa mencionada anteriormente.
En primer lugar, el mercado nacional, en donde una sensata planificación identificaría que la termosolar es la pieza que falta para complementar a la fotovoltaica fuera de las horas diurnas. Teniendo en cuenta la distribución estacional de recursos, se convertiría al sol, el viento y el agua, apoyados por la biomasa que dispone de total flexibilidad, como los pilares de la generación en nuestro país pudiendo alcanzar realistamente una participación por encima del 85% en 2030.
En segundo lugar, los países centroeuropeos, que tendrán una gran necesidad de energía renovable gestionable ya que los planes de potencia eólica y fotovoltaica anunciados en Francia, Alemania, etc., no podrán cubrir la demanda a cualquier hora del día. Por ello España es el país mejor posicionado y con mayores posibilidades de entre los países del sur para aportar dicha gestionabillidad con las centrales termosolares.
Desde ESTELA estamos promocionando ese concepto para que el despliegue de las centrales termosolares no esté exclusivamente limitado a los mercados internos de los distintos países. Este sería un gran avance a la racionalidad del sistema eléctrico europeo. Los inversores sólo necesitan que cualquiera de estas dos opciones se desarrolle, con reglas claras y garantías de estabilidad regulatoria para tomar sus decisiones y, en dicho contexto, la financiación de los proyectos estaría también asegurada.
En un escenario futuro donde el carbón tenderá a desaparecer, ¿qué papel debería jugar una energía propia con almacenamiento como la termosolar?
Hoy en día existe un consenso absolutamente generalizado, tanto por parte de las empresas eléctricas como del resto de agentes del sector, en el sentido de que el 100% de la nueva capacidad que se instale hasta 2030 (y yo creo que de por vida) será renovable en nuestro país. Por ello, el papel de carga base y respaldo que juegan hoy en día las centrales nucleares y fósiles, tendrá que ser asumido por las tecnologías renovables de generación.
Dadas las limitaciones que la gran hidráulica tiene para su expansión, más allá de instalar algún nuevo proyecto de bombeo, el papel del respaldo debe ser asumido por las únicas dos tecnologías que aportan gestionabilidad como son las centrales termosolares y las de biomasa, para cuyo despliegue Extremadura está en una posición privilegiada.
Las centrales termosolares, con un adecuado dimensionamiento entre la superficie de captación del campo solar y el volumen de los tanques de almacenamiento puede ofrecer cubrir gran parte de la demanda desde la puesta del sol hasta el amanecer del día siguiente, sin prácticamente pérdidas por la espera en el despacho, lo cual es una diferencia significativa respecto al almacenamiento en baterías que, por el momento, se encuentra en costes equivalentes diez veces superior al del almacenamiento termosolar y que tendría pérdidas del 25% en el ciclo completo de carga y descarga.
Incluso, las centrales termosolares podrían ofrecer el servicio de almacenamiento a la red, para que, en días muy ventosos, que por lo general suelen ser poco soleados, se pudiera evitar el vertido de la energía eólica, transformando dicha electricidad excedente en calor y almacenándolo en los tanques de sales de las centrales termosolares con una inversión muy reducida. Dicho calor se transformaría posteriormente en electricidad con las turbinas de la propia central termosolar con un rendimiento global comparable al de otras soluciones, como la hidrólisis del agua, pero de forma más simple y menos costosa.
Las centrales de biomasa son aún más flexibles en su perfil de despacho y podrían concentrar parcialmente su producción con una mayor generación en otoño-invierno aportando un valioso servicio al sistema eléctrico y siendo remuneradas adecuadamente al reconocérseles dicha flexibilidad.
20 diciembre, 2018 en 08:30
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