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La solar alcanza un nuevo récord de reducción de emisiones en España al evitar 17,7 millones de toneladas de CO2
La Unión Española Fotovoltaica (UNEF) destaca el papel estratégico que está desempeñando la energía solar en la transformación del modelo energético español. Según el último Informe Anual de la asociación, en 2024 la energía fotovoltaica evitó la emisión de 17,7 millones de toneladas de CO2, un 20% más que en el año anterior, y el equivalente a retirar de la circulación aproximadamente 8,5 millones de automóviles durante todo un año. Este hito supone un avance sin precedentes en la descarbonización de la economía y refuerza el impacto real del sector en la lucha contra el calentamiento global.
Estos resultados son especialmente relevantes si se tiene en cuenta que los combustibles fósiles —carbón, petróleo y gas— son responsables de más del 75% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y de casi el 90% del dióxido de carbono emitido a la atmósfera, según datos de Naciones Unidas. Frente a este panorama, la energía solar se consolida como una solución madura, accesible y de alto impacto ambiental positivo.
La fotovoltaica no solo ha incrementado su producción en los últimos diez años, multiplicándose por cinco hasta alcanzar los 44.520 GWh anuales, sino que ha pasado a ocupar una posición central en el sistema eléctrico español, siendo ya la segunda fuente de generación y la renovable con mayor capacidad instalada. Este crecimiento ha sido posible gracias a la competitividad tecnológica del sector y al recurso solar privilegiado del que dispone España, con más del doble de horas de sol que países como Alemania.
“La fotovoltaica ha logrado un hito histórico: no solo es una tecnología que genera energía de forma limpia con un recurso propio e ilimitado como es el sol, sino que además es ya la forma más económica de generarla. Cuanta más fotovoltaica hay en mix de energía, más barata es la energía”, comentó José Donoso, director general de UNEF.
Además de su papel en la reducción de emisiones, la energía solar presenta ventajas ambientales que refuerzan su carácter sostenible. Su funcionamiento no genera gases de efecto invernadero, y requiere una cantidad mínima de agua, lo que la convierte en una aliada clave en un país como España, donde la sequía es un problema estructural creciente. A diferencia de otras tecnologías, un panel solar compensa la huella de carbono generada durante su fabricación en apenas unos meses, y ofrece una vida útil de más de dos décadas de producción limpia y sin impacto climático directo.
Lejos de representar una amenaza para el medio ambiente, los parques solares están demostrando que pueden integrarse de forma armónica en el entorno natural. Gracias a una gestión respetuosa, que evita el uso de herbicidas y minimiza la actividad humana, muchas de estas instalaciones se han convertido en verdaderos refugios para la biodiversidad. Estudios científicos como el IV Informe de Sostenibilidad elaborado por EMAT, o las evaluaciones realizadas por administraciones autonómicas, confirman que los parques fotovoltaicos pueden mejorar las condiciones ecológicas del territorio y la biodiversidad, favoreciendo la presencia de aves, polinizadores y otras especies que encuentran en estos espacios un hábitat seguro, al no usarse en ellas insecticidas ni fitosanitarios, realizar el mantenimiento de la vegetación de forma natural (habitualmente con el pasto de ovejas) y contar con medidas para el fomento de esta biodiversidad, como nidales, charcas o corredores ecológicos.
En cuanto al uso del suelo, la ocupación actual de terrenos por instalaciones fotovoltaicas es muy reducida. Para alcanzar los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la cifra no superaría el 0,4?% del suelo agroganadero. Este bajo impacto territorial, junto a la posibilidad de compatibilizar la generación de energía con actividades agrícolas mediante soluciones agrovoltaicas, refuerza la viabilidad de un despliegue ordenado y respetuoso.
Recientemente, se ha anunciado además la compatibilidad de los proyectos de agrovoltaica (que combinan en simbiosis placas solares y agricultura) como elegibles para las ayudas de la PAC, lo que elimina una importante barrera para estos proyectos sostenibles que combinan el desarrollo agrícola sostenible con la generación de energía limpia.
Extremadura tiene el mix energético con mayor porcentaje de generación sin emisiones de CO2

El 99,7% de la producción de energía eléctrica en Extremadura procede de tecnologías libres de emisiones de CO2, según datos de Red Eléctrica de España. Extremadura contaba a finales del 2019 con 4.449 Mw de potencia instalada renovable, el 69% de su total. Siendo la tercera región en el ratio renovable sobre su potencia instalada, solo por detrás de las dos Castillas.
A nivel nacional, el cierre de las centrales térmicas de carbón unido al empuje de las energías renovables ha tenido como una de sus principales consecuencias el impulso a la descarbonización y el descenso de las emisiones de CO2 asociadas a la generación eléctrica nacional. Estas han alcanzado un mínimo histórico, desde que se tienen registros (1990): 50 millones de toneladas de CO2, un 23% menos que en el 2018. El mayor descenso se observa en las emisiones de CO2 asociadas a la producción de las centrales de carbón que en el 2019 han sido un 65,6 % inferiores a las del año anterior.
Este parque generador de energía eléctrica es cada vez más renovable y menos dependiente de tecnologías contaminantes, puesto que la potencia renovable peninsular ha experimentado un aumento del 13,9 %, mientras que las no renovables disminuyen un 0,8 %.
En el 2019, el carbón se ha reducido un 3,6 % respecto al año anterior, debido al cierre definitivo de la central térmica de Anllares, con la que se restan 347 MW de potencia instalada de generación no renovable. También ha descendido la potencia de cogeneración en un 0,9 %.
Estos datos tienen mucho que ver con la evolución de la estructura de generación eléctrica en los últimos años en España. Según datos del Informe del Sistema Eléctrico Español 2019 de REE, La generación de energía eléctrica en el sistema peninsular, que representa en torno al 95 % de la generación total nacional, se ha incrementado un 0,1 % en el 2019, situándose en 247.086 GWh.
Las variaciones más significativas respecto al año anterior las registra la generación de los ciclos combinados que ha aumentado un 93,7 %, mientras que el carbón y la hidráulica disminuyeron su producción un 69,4 % y un 27,6 %, respectivamente.
En cuanto al balance de generación por tipo de energía, las energías renovables han reducido su cuota en la estructura de la generación eléctrica peninsular alcanzado un 38,9 % frente al 40,2 % en el 2018, como consecuencia de la menor producción hidráulica. Como contrapartida, las energías no renovables aumentaron su participación al 61,1 % (59,8 % en el 2018).
Las energías renovables generaron el 40% de la energía eléctrica española el pasado año, con fuerte bajada de las emisiones de CO2

Según se recoge en la publicación “El sector eléctrico español en números. Informe 2019”, elaborada por Fundación Naturgy y presentada por el economista especializado en mercados de energía Miguel Ángel Lasheras, “la potencia renovable instalada en el sistema peninsular español, sin tener en cuenta la hidráulica, creció el año pasado un 20%, lo que significa que nos hemos acercado al récord anual en capacidad renovable, hasta alcanzar el 40%”.
En cuanto a la producción, si se considera la hidráulica, las renovables generaron un 40% del total, repartidos de la siguiente forma: 55% eólica, 20% hidráulica y 9% fotovoltaica.
En el caso de Extremadura, según datos de Red Eléctrica de España, es la comunidad autónoma cuya producción energética está más libres de emisiones de CO2 a la atmósfera, un 99,7 % del total.
El sistema de generación eléctrico español redujo un 23% las emisiones de CO2 el año pasado. “Las emisiones cayeron hasta 50.000 ktn de CO2, y ello con un precio del CO2 en ascenso, que se acercó a los 25 €/Tn”, según Lasheras.
Esta tendencia está en línea con la reducción de emisiones desde el año 2005, cuando se implantó el mercado de derechos de emisión. Desde entonces, las emisiones de la generación eléctrica se han reducido casi un 50% en España.
Según Lasheras, “estamos en los comienzos de un nuevo ciclo inversor profundo. En España, la relevancia de este esfuerzo inversor es manifiesta, si consideramos que refuerza lo hecho en los últimos 20 años, en los que el apoyo a las renovables desde la tarifa eléctrica ha sido de unos 69.000 M€.
Por otro lado, Lasheras recuerda que “en 2019, el esfuerzo inversor en renovables que comenzó a intensificarse en 2018 se ha producido, sobre todo, en instalaciones eólicas y fotovoltaicas sin retribución específica, con 6,4 GW de nueva potencia instalada, aunque todavía por debajo de los 8 GW previstos”.
El informe también recoge los datos económicos relativos a la actividad eléctrica, que arrojan unos costes a la baja respecto al año anterior. La energía se redujo un 17%, en línea con los mercados mayoristas, y el coste unitario medio disminuyó y fue el más bajo de los últimos cinco años.
El comportamiento de los costes estuvo en consonancia con los precios de la energía para el consumidor. Para el mercado residencial, tanto con impuestos como sin impuestos, las estadísticas de Eurostat para un consumidor tipo indican unos precios menores que en 2018 y ligeramente por encima de la media europea. Y en el segmento industrial, los precios se situaron ligeramente por debajo de la media europea, con una caída también respecto a los del año anterior.
Por su parte, la demanda nacional de electricidad se redujo en un 1,5%, “contrastando con las previsiones de REE y la CNMC, que apuntaban a unas reducciones de 0,3% y 0,4% respectivamente”, explica Lasheras.
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