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Bornay celebra 55 años con nuevas oficinas creando industria sostenible económicamente
Bornay es “un orgullo para el Gobierno de la Generalitat Valenciana”, ha escrito en el libro de honor de la compañía el secretario autonómico de Industria, Comercio y Consumo del Ejecutivo regional, Felipe Javier Carrasco Torres, quien ha solemnizado el acto de inauguración de sus nuevas instalaciones en la localidad alicantina de Castalla (Valencia) y la celebración del 55 aniversario -el medio siglo se cumplió durante la pandemia de COVID 19-El evento ha reunido, bajo el lema ‘Juan quería hacer la luz’, en la localidad alicantina a empresarios, trabajadores y miembros de las tres generaciones de la familia Bornay, acompañados por el secretario autonómico, el alcalde de Castalla, Jesús López. y la concejal de Medio Ambiente, Magda Berenguer.
Carrasco ha descorrido la cortinilla de una placa conmemorativa y ha firmando en el libro de honor para, a continuación, inaugurar oficialmente el acto destacando el alineamiento de la familia Bornay con el Plan de Reindustrialización de la región en un contexto de gran competitividad en el que Bornay crea industria sostenible económicamente -generando riqueza, dando empleo en la localidad y la comunidad autónoma y a través de su expansión internacional en más de 80 países- y a nivel de sostenibilidad ambiental.
En la apertura del acto se ha contado también, a continuación, con la presencia de Jesús López, quien se ha sentido “orgulloso” de celebrar junto “a la gran familia Bornay” que “engrandece el nombre del pueblo” de Castalla, con la “humildad y determinación” de su fundador, Juan Bornay, quien ha estado arropado por su mujer, Mila; sus hijos -el CEO, Juan de Dios, y su mujer Paula; y Raquel y su marido Ximo, además de sus cuatro nietos: Nico, Paula, Marc y Ximo. “Desde Castalla se pueden hacer grandes cosas” como las que ha hecho Bornay “engrandeciendo el nombre de Castalla en el mundo”, ha declarado el edil.
Visiblemente emocionado, Juan Bornay, quien a sus 76 años de edad sigue en la presidencia de la compañía, se ha dirigido a los empleados: “Sin los trabajadores, no habríamos podido hacer nada (…) Espero que puedan y podamos dar cada día más”.
A continuación, su hijo, actual CEO -aunque no le gusta demasiado el “palabro anglosajón”- de Bornay, Juan de Dios Bornay, se ha declarado aprendiz del sector de la energía eólica desde la infancia, habiendo aprendido sobre la fabricación de aerogeneradores para “generar luz allí donde no llegaba”, mientras que en otras familias se hablaba de fútbol, y en un entorno de “valores, pasión y tozudez”.
“Donde hay viento, ahí estamos”, ha recalcado, remarcando la presencia en más de 80 países con más de 12.000 proyectos desde la Antártida a África, América y en zonas rurales, “con las mismas ganas e ilusión” para fabricar y distribuir aerogeneradores en un mundo más limpio, más justo y más humano. “Que el viento nos siga llevando muy lejos”, ha concluido mirando al futuro de la compañía.
Durante la jornada se ha rendido homenaje al fundador de Bornay a través del testimonio de su hijo y sus cuatro nietos, además de hacerle entrega de una litografía de Cyan Trenado y un libro escrito por varios autores y coordinado por la directora de Comunicación de Bornay, Carolina Hernández, quien ha conducido el acto.
Bornay: 50 años mejorando la calidad de vida con las renovables

Bornay cumple 50 años en un sector de vital importancia para la sostenibilidad del planeta, que hasta el pasado año ha estado muy castigado por la Legislación. Bornay, es el fruto de un idealista romántico, Juan Bornay, que soñaba con hacer llegar la electricidad a zonas alejadas del casco urbano de su pueblo natal Castalla (Alicante), para mejorar su calidad de vida. Hablamos del final de la década de los años 60, cuando España no era el país del bienestar que conocemos hoy.
En estos 50 años, Bornay ha pasado de ser una empresa, donde se trabajaba de forma manual, a disponer de una planta de producción propia, un área de I+D+i que ha lanzado al mercado el mejor controlador electrónico en minieólica y tener tres sedes, dos en España y una en USA, en Miami.
Juan Bornay ya era un amante de las energías renovables cuando aún no existía ni la energía fotovoltaica. Su sueño era que en cualquier parte del mundo, cerca o lejos de un núcleo urbano, pudiera haber electricidad para poder vivir con calidad. Su sueño era que las personas fuéramos capaces de generar su propia energía, cuando todavía ni se hablaba de las bondades de las energías renovables para mejorar el cambio climático. Su sueño era llevar la energía por el mundo para que llegase a las zonas necesitadas.
Y lo consiguió. Desarrolló un aerogenerador, con diferentes potencias, que es capaz, gracias a la fuerza del viento, de generar energía eléctrica para pequeñas instalaciones domésticas y para pequeñas empresas.
Es cierto que durante estos años la fotovoltaica ha crecido de forma imparable, provocando que la energía eólica se convierta en una energía un poco más cara.
Además, existe otro hándicap para la energía eólica: no se puede instalar dentro de los núcleos urbanos, debido a la contaminación acústica que produce, así como a la peligrosidad que podría provocar la rotura de una de sus hélices. Pero también es cierto, que es la mejor forma de hibridación para las instalaciones domésticas e industriales.
Los aerogeneradores son robustos y duraderos en el tiempo. Requieren de poco mantenimiento y producen energía en condiciones donde no la produce la fotovoltaica. Con la energía fotovoltaica se necesita el sol. Con la eólica, se necesita el viento. Es curioso que cuando el cielo se nubla suele hacer viento. Por ello, la hibridación entre la energía fotovoltaica y la eólica (allá donde se puedan instalar) es una combinación perfecta.
Bornay es una empresa que ha sobrevivido a todos los ‘booms’ del sector eléctrico. Es una compañía que siempre se ha mantenido fiel a su cultura y a sus valores y, gracias a ello, ha superado los 50 años de vida. En estas cinco décadas, Bornay ha visto emerger empresas a su alrededor, algunas con políticas excesivamente agresivas. Y, por desgracia, también ha visto desaparecer a esas mismas empresas. Son los vaivenes de un sector complejo, poco respetado en ocasiones y, sin embargo, es potencialmente importante para conseguir un mundo más sostenible y más verde.
Bornay está presente en la mayor parte de los países del mundo con sus productos. El nivel de exportación de la marca es amplio y sus aerogeneradores han llegado hasta los confines de la tierra. En la Base Antártica Española Juan Carlos I, se puede encontrar un aerogenerador Bornay. Junto a las líneas de Nazca, situadas en el sur de Perú, un equipo Bornay da servicio a una torre de telecomunicaciones. En las estaciones meteorológicas de Islandia disponen de aerogeneradores Bornay. Hoy día, los equipos de la marca dan servicio a más de 80 países.
La responsabilidad social también es una prioridad para Bornay. A través de proyectos sociales ha mejorado la calidad de vida en muchos países donde existen zonas de muy difícil acceso para la energía. Con su proyecto ‘Ilumina Sonrisas’ ha llevado electricidad a los lugares más recónditos del mundo, permitiendo mejorar el bienestar de los habitantes de zonas, sin acceso a la energía, como el Congo o Venezuela.
