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El sector renovable reclama agilizar los trámites administrativos para la hibridación de almacenamiento en fotovoltaica

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La Fundación Renovables y la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) reclaman medidas para agilizar los procesos administrativos para la autorización de instalaciones de sistemas de almacenamiento de forma hibridada con las plantas de generación renovable. Las dos organizaciones han enviado al Ministerio para la Transición Ecológica un documento técnico con una batería de propuestas encaminadas a fortalecer el despliegue del almacenamiento hibridado en España.

Esta petición nace de la necesidad de hacer más competitivo el sector renovable y fotovoltaico, ya que las más de 800 horas de 2024 a precios cero o negativos dificultan las inversiones en un sector fotovoltaico cuya producción no genera recursos económicos suficientes para dar seguridad financiera a los inversores.

La incorporación de sistemas de almacenamiento hibridado a las plantas fotovoltaicas permite captar el spread de la curva de precios del mercado mayorista, al mismo tiempo que allana los precios. Además, tiene otras ventajas positivas como la no exigencia de nuevas infraestructuras eléctricas o la menor necesidad de inversión al aprovechar instalaciones ya acometidas.

En ese sentido, desde Fundación Renovables y UNEF reclamamos medidas para fomentar el desarrollo de sistemas de hibridación de almacenamiento. Entre ellas, destaca la adaptación del Real Decreto 1183/2020 de acceso y conexión a las redes de transporte y distribución de energía, de tal forma que se establezca una nueva categoría de permiso de acceso y conexión para los generadores que soliciten la actualización de su punto de acceso para añadir elementos de almacenamiento de energía.

Según la UNEF y la Fundación Renovables es necesario que las plantas solares que ahora tienen un punto de conexión de 24 horas puedan usarlo en ambas direcciones y sin tener exigencias administrativas, más allá de la comunicación a la distribuidora.

Las dos organizaciones reclaman también el desarrollo de la “conexión flexible”, puesto que no tiene sentido que una planta solar híbrida ya existente no tenga los mismos derechos que una planta stand-alone. Se requiere, en ese sentido, que se dé la posibilidad de que la propiedad jurídica de una planta fotovoltaica y de almacenamiento sean diferentes.

El hecho de que estas baterías se asienten en un terreno ya ocupado nos lleva a pedir que se excluya la necesidad de una nueva Declaración de Impacto Ambiental para las instalaciones de almacenamiento, puesto que las plantas fotovoltaicas a las que se vincularán ya recibieron una DIA positiva.

También es necesario ampliar la validez de los puntos de acceso y conexión con el objetivo de dar una extensión de vida útil a las plantas del RECORE que se hibriden con almacenamiento, así como habilitar un régimen fiscal específico para la energía generada mediante fuentes renovables, incluyendo la desplazada por la hibridación de plantas.

Statkraft logra el permiso ambiental para su primer proyecto de almacenamiento energético en Extremadura

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Statkraft, primer productor renovable de Europa y líder en el mercado de PPAs, ha logrado la autorización ambiental favorable, concedida por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, de su proyecto de almacenamiento energético Talayuela II BESS, en el municipio cacereño de Talayuela, la primera hibridación con baterías que desarrolla en Extremadura y uno de sus primeros proyectos de almacenamiento energético en España.

Hibridado a la planta solar fotovoltaica Talayuela II, este proyecto supondrá la puesta en marcha de un sistema de almacenamiento energético con baterías con tecnología LPF (litio-ferrofosfato) y un tiempo de carga y descarga de dos horas. Tendrá una potencia instalada de 23,87 MW y una capacidad de almacenamiento de energía de 47,74 MWh. Gracias a la instalación de este sistema, la planta fotovoltaica Talayuela II, de 44,5 MW de potencia instalada será capaz de gestionar la energía en picos de producción, cuando la red esté saturada, mejorando su eficiencia, lo que, a su vez, fomentará la seguridad y garantía de suministro.

Los sistemas de almacenamiento, que incorporan flexibilidad al sistema eléctrico, permiten almacenar energía que será suministrada cuando la energía renovable no produce lo suficiente para cubrir la demanda, garantizando así la estabilidad de suministro y contribuyendo a paliar la volatilidad de precios del mercado eléctrico.

Tras la obtención del permiso medioambiental, Statkraft avanza en la tramitación de este proyecto, cuyo siguiente objetivo es obtener las autorizaciones administrativas en los próximos meses. Con una inversión de alrededor de 12 millones de euros, este nuevo desarrollo renovable garantiza su integración armoniosa en el entorno natural y supone un importante avance en el desarrollo del almacenamiento energético en España, que resulta clave para asegurar la transición energética.

Además, este proyecto ha sido seleccionado para recibir una ayuda pública, que puede alcanzar los 2,5 millones de euros, por parte del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en el marco de la  1ª Convocatoria de ayudas para proyectos innovadores de almacenamiento energético hibridado con instalaciones de generación de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovables, de fondos europeos Next Generation EU, articulados a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y que beneficia aquellos proyectos de almacenamiento energético.

Plantas de almacenamiento stand-alone: un nuevo protagonista en la transición energética

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Texto:
Ana Guijarro Durán
Ingeniera eléctrica de la Unidad de Energía de Arram Consultores, SL

El almacenamiento de energía se está consolidando como uno de los pilares para la evolución del sistema eléctrico. Hasta hace pocos años, su papel se limitaba casi exclusivamente a complementar instalaciones renovables, principalmente solares o eólicas. Sin embargo, la rápida evolución tecnológica, la reducción de costes y la necesidad creciente de gestionar la variabilidad de la generación han dado paso a una nueva tendencia: las plantas de almacenamiento stand-alone.

Este tipo de instalaciones, compuestas por sistemas de baterías conectados directamente a la red, sin depender de una planta de generación específica, están ganando terreno en los mercados eléctricos más dinámicos. Su objetivo ya no es solo “guardar” energía, sino aportar servicios concretos para mejorar la estabilidad, la eficiencia y la flexibilidad del sistema.

¿Qué es una planta de almacenamiento stand-alone?

Una planta de almacenamiento stand-alone es una infraestructura energética compuesta por baterías de gran capacidad, sistemas de conversión de energía (inversores), transformadores, protecciones eléctricas y una serie de sistemas auxiliares. A diferencia de los proyectos híbridos —donde el almacenamiento está asociado a una fuente renovable como el sol o el viento—, aquí las baterías operan de forma independiente y se conectan directamente al sistema eléctrico.

Estas instalaciones permiten ofrecer una gama diversa de servicios que hasta hace poco estaban reservados a las centrales convencionales. Entre los más relevantes destacan:

  • Arbitraje energético: cargar las baterías cuando la electricidad es barata y descargarla cuando es cara.
  • Regulación de frecuencia y tensión: para mantener la estabilidad del sistema en tiempo real.
  • Control de rampas: suavizar subidas o bajadas bruscas de generación o consumo.
  • Black start: capacidad para arrancar secciones del sistema eléctrico tras un apagón generalizado.
  • Servicios auxiliares: apoyo al operador del sistema en la operación diaria de la red.

Este enfoque posiciona al almacenamiento como un activo de operación estratégica, con valor propio en el mercado, más allá de su función de respaldo.

Aspectos técnicos del diseño

Aunque el diseño puede variar según el entorno, la normativa o el modelo de negocio, la mayoría de las plantas comparten una arquitectura técnica similar. En el núcleo del sistema están las baterías de ion-litio, con preferencia por la química LFP (litio ferrofosfato) por su mayor estabilidad térmica, durabilidad y menor riesgo de incendio frente a otras opciones como NMC.

En términos de escala, los proyectos pequeños pueden comenzar en torno a los 10 MW / 20 MWh, mientras que las plantas de mayor tamaño superan los 100 MW y varias horas de capacidad de almacenamiento. El ratio energía/potencia (conocido como storage duration) se adapta según el uso previsto: una planta enfocada a regulación de frecuencia puede tener una duración de 1 hora, mientras que una orientada al arbitraje puede requerir 2 o incluso 4 horas de almacenamiento.

La infraestructura se completa con inversores bidireccionales (Power Conversion Systems, PCS), transformadores de media tensión, sistemas de protección y automatización, y plataformas SCADA que permiten supervisar y operar el sistema, así como interactuar con el operador de red.

Principales desafíos técnicos

Uno de los retos más importantes es la gestión térmica. Las baterías deben operar en un rango óptimo de temperatura, habitualmente entre 15 °C y 30 °C, lo que requiere sistemas HVAC bien dimensionados, sobre todo si las unidades están en contenedores cerrados o se ubican en zonas con climas extremos.

La seguridad frente a incendios es otro punto crítico. En este tipo de instalaciones se aplican medidas específicas como compartimentación, detección por sensores de gas o temperatura, y sistemas de extinción con aerosoles o gases inertes. Las normativas más reconocidas, como la NFPA 855 y la UL 9540A, marcan la pauta en muchos mercados.

Desde el punto de vista eléctrico, también hay exigencias relevantes: tiempos de respuesta muy rápidos (inferiores a un segundo en algunos servicios), cumplimiento de parámetros de calidad de potencia, y compatibilidad con los requerimientos del operador del sistema.

Impacto en el sistema eléctrico

El valor de estas plantas va más allá de su capacidad para almacenar energía. En un sistema con creciente participación de fuentes renovables, que son intermitentes por naturaleza, contar con almacenamiento independiente permite amortiguar variaciones, reducir la dependencia de centrales fósiles y evitar inversiones en refuerzo de red.

Además, su capacidad para participar en distintos mercados —energía, capacidad, servicios auxiliares— abre la puerta a modelos de negocio diversificados, donde el almacenamiento deja de ser un coste añadido y pasa a convertirse en una fuente de ingresos.

Conclusión

Las plantas de almacenamiento stand-alone representan una evolución lógica en el camino hacia un sistema eléctrico más limpio, resiliente y eficiente. Aunque su desarrollo implica superar retos técnicos y normativos, su potencial para aportar estabilidad, flexibilidad y valor económico es indiscutible. Con la madurez tecnológica alcanzada y un entorno regulatorio cada vez más receptivo, todo apunta a que este tipo de soluciones jugará un papel central en la transición energética de los próximos años.